En los valles de Patagonia Norte se utilizan álamos y sauces como cortinas rompevientos para protección de diferentes cultivos (frutícolas, hortícolas, forrajeros) y en forestaciones en macizo destinados a la producción de madera de calidad. La madera es utilizada por las industrias del aserrado y debobinado, principalmente en la confección de envases y embalajes para el transporte y comercialización de productos frutihortícolas, como también para la obtención de vigas, tablas, tirantes y machimbres utilizados por el sector de la construcción. Un porcentaje menor se destina a la industria celulósica, que puede aprovechar los rollizos de menor diámetro (García y Serventi, 2006; Thomas y Garcés, 2014).
La superficie forestada con Salicáceas en los valles de Patagonia Norte se encuentra en notable retroceso. García y Serventi (2006) mencionan que a mediados de la década del 90 existían aproximadamente 3.500 hectáreas de forestaciones en macizo, superficie que disminuyó a 2.810 hectáreas estimadas al momento de esa publicación. Ponen énfasis, además, en que algo más del 50% de esas 2.810 hectáreas corresponde a macizos de menos de 5 años de edad. El Inventario de Plantaciones Forestales bajo riego en la región patagónica realizado en 2017, indica una superficie de 1.520 hectáreas de macizos (Bava, 2017), considerablemente menor a las estimaciones antes mencionadas.
Si bien desde 1999 existe un instrumento de incentivo a través de la Ley Nº 25.080de Inversión para Bosques Cultivados -prorrogada en 2008 por la Ley Nº 26.432 y en 2018 por la Ley Nº 27.487- (ver capítulo 13), se observa una sensible disminución de la superficie de macizos forestales. La principal causa de esta situación es la crisis de la actividad frutícola, principal destino de los productos confeccionados con la madera de álamos y sauces, que se traduce en un mercado deprimido, con un consumo estimado de madera que disminuyó de 300.000 a 155.000 toneladas anuales (García y Serventi, 2006; García et al., 2017) y precios bajos para la madera. En este contexto, la adopción de sistemas agroforestales como alternativa productiva podría contribuir al aumento de la superficie forestada en la región.