Durante la llamada guerra civil española los diarios y revistas de Buenos Aires dedicaron especial atención a la contienda. Lectores y lectoras geográficamente distantes de los acontecimientos estaban muy pendientes de lo que pasaba al otro lado del Atlántico. El origen inmigratorio de muchos era una de las razones de ese interés, pero también los lazos culturales y las afinidades políticas que había despertado el proceso iniciado con la proclamación de la República. El golpe de Estado de julio de 1936 interrumpió el devenir democrático que había llevado al triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero, desencadenando un enfrentamiento cuya onda expansiva tuvo largo alcance: “Las noticias de la guerra civil estremecieron la Argentina entera. Las numerosas páginas dedicadas al conflicto por todos los periódicos argentinos ofrecen un testimonio del alcance de ese estremecimiento, que seguiría en pie durante los casi tres años que duró el conflicto” (Binns, 2012: 23).
En agosto de 1936 empezó a salir en Buenos Aires La Nueva España, “órgano oficial del comité de ayuda al gobierno español del Frente Popular”, que incorporó a varios redactores del diario Crítica y definió su perfil comunista bajo la dirección de Ricardo Setaro. Sus notas y reportajes (o crónicas de enviados especiales) fueron vectores de transmisión intercontinental de textos e imágenes.