El trabajo se propone revisar las propuestas de Nelson Goodman y Jean Marie Schaeffer, en torno a la relación que establecen entre conocimiento y emociones al interior de la experiencia estética propiamente artística. Particularmente, el desarrollo se centrará en la cuestión acerca de si las experiencias displacenteras, insatisfactorias, permiten la obtención de conocimiento, tal como, según ambos autores sostienen, sucede con aquellas experimentadas satisfactoriamente. Se tomará por caso a la Shoá y a diversas manifestaciones artísticas derivadas de ella, conforme al célebre planteo de Theodor Adorno acerca de escribir un poema después de Auschwitz. Se pretende demostrar que aún las experiencias estéticas derivadas de la Shoá pueden implicar conocimiento, en los sentidos a los que tanto Goodman como Schaeffer se refieren.