El presente trabajo intenta postular la representación del caballo en el arte argentino, en un período que abarca desde el año 1865 a 1934 aproximadamente; como una representación simbólica desde la cual resignificar el proceso de construcción de una identidad nacional. Este recorrido se compone de idas y venidas, interpretaciones y conceptos, galopes y entreveros, vencedores y vencidos, relatos orales y escritos, redomones y mansitos. Sus bases cristalizan luego del centenario de la Revolución de Mayo, y tiene como sus fieles representantes a la oligarquía terrateniente y porteña, sobre todo; a la par del patrón triunfa el caballo criollo y retoza en su sangre el último gen español que los sostiene atados al mismo palenque. El recorrido linealmente planteado a través de las obras elegidas, se lanza a la carrera entre la representación plástica y la interpretación histórica; intentando encontrar la salida del entrevero que se teje entre el naturalismo y lo simbólico. Esta propuesta implica once obras que son actual patrimonio del Museo Nacional de Bellas Artes, y una escultura que se encuentra en el barrio Mataderos de la Ciudad de Buenos Aires.