Entre las conmemoraciones de la egregia figura de don Alejandro Korn que tendrán lugar este año, reviste ésta una significación muy especial, para cuantos lo admiran y veneran, y muy particularmente para quienes se enriquecieron espiritualmente con su presencia cercana. En ninguna otra parte lo podemos sentir tan próximo. Nos resulta imposible pensar en él entre estas paredes, sin evocarlo tal como fue en vida, con su relieve corporal, con sus actitudes y gestos, con el acento de su palabra, con aquella generosa irradiación que se desprendía de él en cuanto decía y hacía. El humanista, el filósofo, el escritor, el maestro, tendrán que ser inevitablemente temas de cualquier recordación de él, pero, en personalidad de tal plenitud y de tan vanos aspectos, es lícito elegir en cada ocasión, para insistir en uno u otro de sus coscados, en esta o aquella manera de su acción, de su legado y de su ejemplo.