Es bien conocido que el cultivo de la vid y la elaboración de vino prosperaron especialmente en el epicentro cuyano y en el valle del Río Negro, aunque esas actividades productivas existieron también en Entre Ríos y Salta, con diferentes resultados y en épocas distintas. Por su parte, los primeros intentos de afincar viñas y desarrollar la agroindustria en la provincia de Buenos Aires fueron casi contemporáneos de los inicios de la actividad en Mendoza y San Juan. En las últimas décadas del siglo XIX ya se registraba la presencia de plantaciones y bodegas en algunos partidos de la tradicional provincia cerealera. A pesar de que clima y suelo bonaerenses no eran aptos para este tipo de cultivos, la cercanía de los principales mercados consumidores obraba como un poderoso acicate sobre agricultores e industriales, incitándolos a invertir esfuerzos y capitales en estas tareas