La agricultura intensiva ha propiciado en los últimos treinta años un modelo de desarrollo que ha sacado de su retraso a la provincia española de Almería. El futuro es promisorio si se mantiene la capacidad de innovación y de adaptación mostrada hasta ahora. El nuevo modelo económico en el que Almería basa su desarrollo tiende a agudizar los desequilibrios territoriales en el conjunto de la provincia. La concentración de población, actividad y riqueza en el espacio litoral contrasta con la atonía y retroceso económico del interior donde las actividades agrarias están sujetas a mecanismos de extensificación, marginalización o abandono y el debilitamiento demográfico está muy generalizado.