Si quisiéramos simbolizar al Museo de La Plata a partir de imágenes, muy probablemente se nos vengan a la mente los esmilodontes que custodian la puerta de acceso o el espectacular Diplodocus, ese dinosaurio de cuello largo que a muchos habrá fascinado desde chicos o, tal vez, a los emblemáticos gliptodontes que nos recuerdan a armadillos, pero de tamaño gigantesco. A pesar de que en el Museo hay muchas otras colecciones exhibidas, a la mayoría nos invade, en un primer momento, la idea generalizada de que en él hay animales que vivieron hace muchísimos años. Y, por lo general, se piensa en los vertebrados, tal vez porque muchos son grandes, como todo lo del pasado, o simplemente porque los sentimos más cerca de nosotros.