La obtención y preservación de evidencia dentro de un proceso penal coadyuvan a la investigación para dar base a la acusación o determinar el sobreseimiento del supuesto autor del delito. Por lo tanto, los elementos vinculados con tecnologías de la información y comunicación a recolectar, en el trabajo de campo y de laboratorio, poseen características que requieren un pronto accionar y tratamiento. No disponiendo de un marco legal específico que reglamente la forma de proceder, la heterogeneidad de los escenarios tecnológicos que impiden trazar un límite ciertamente definido y la imposibilidad de aplicar técnicas forenses tradicionales; genera desafíos. Debiendo además, utilizar herramientas y maniobras que en principio no fueron concebidas para uso forense y apelar a la aplicación de buenas prácticas; para poner la evidencia obtenida a disposición de la investigación. Demostrando la diversidad de medios tecnológicos (ordenadores, dispositivos móviles, mails, cámaras fotográficas/filmadoras, archivos electrónicos, sitios de internet, redes sociales, otros) que puede participar en dicha labor, en distintos escenarios y su incidencia al momento de la creación y preservación de la evidencia.