Cuando uno atraviesa las páginas de este libro se encuentra con un primer diagnóstico, el del esfuerzo realizado para poner en diálogo espacios y producciones históricas que desde diferentes perspectivas, operan como mapa de una realidad que atraviesa más de setenta décadas de la historia argentina. Lejos de aparecer como una historia rural única o, por el contrario, distante de una compilación que reúne fragmentos de historias rurales, el texto posee una lógica interna que va encadenando miradas y procesos y va plasmando una imagen controversial y sólidamente fundamentada de un complejo conjunto de experiencias agrarias que se rastrean desde fines del siglo XIX hasta avanzada la década del setenta del siglo XX. Diríamos que la propuesta nos ofrece un conjunto de puertas de entradas o niveles que tornan estimulante su lectura.