A principios de la Edad Moderna, en un largo proceso atravesado por rupturas con lógicas pasadas y nuevas significaciones, Europa comenzó a mirar al Atlántico. A medida que Europa se expandía hacia el mar, iba formando nuevas rutas comerciales, pero, también, un nuevo espacio, atravesado por lógicas culturales propias y formado por personas distintas que mezclaban sus experiencias y que formaban una mentalidad más o menos homogénea. Personas que se constituyeron, a lo largo de los siglos xvi y xvii, como marineros. El objetivo de este capítulo es analizar las experiencias marineras atlánticas de esas épocas y dilucidar de qué manera estas experiencias aportaron a la identidad occidental de Europa.