Las nuevas tecnologías ofrecen novedosas formas de promocionar los espacios de arte de la ciudad y a sus artistas potenciando su visibilidad en el escenario digital. En Facebook, existen numerosos grupos de las temáticas más variadas y con niveles de privacidad diversos. Son escenarios de intercambio con propuestas al margen de la institucionalidad, generadores de concepciones críticas y reflexivas, que conviven y gravitan en proximidad al circuito institucional e instauran un proceso de retroalimentación consciente y mutua para la dinamización y divulgación de la cultura.
Los artistas, mediante la gestión, se asumen como parte de una esfera pública ampliada y se tornan en intermediarios de los bienes simbólicos de la sociedad. Estas plataformas difunden la autogestión colectiva y funcionan como dispositivos de visibilidad, consumo y preservación de las producciones; su gestión se convierte en discurso artístico que favorece la difusión tanto de sus exposiciones como de las convocatorias y agendas en Facebook. Su presencia en las redes sociales se vuelve una variable para analizar de estos espacios emergentes o autogestionados, así como sus prácticas del arte contemporáneo registradas en estas plataformas que exhiben la viabilidad de un nuevo modo de producir que se vuelve también una estrategia de divulgación y de preservación de las prácticas artísticas.