A medida que los sistemas perfeccionados se implantan en los centros agrícolas y que la cultura de las raíces pivotantes exige un trabajo más profundo del suelo, los campos son más fácilmente desagotados de las aguas pluviales que se escurren en el subsuelo y las labores en platabandas desaparecen poco a poco. Cuando se puedan hacer labores en plano, los arados que vuelcan de un solo lado pueden ser ventajosamente reemplazados por los arados dobles, que vuelcan de derecha a izquierda, que permite volver inmediatamente por el mismo surco.