Entre los años 2006 y 2016, como un fenómeno generalizado en el país, la ciudad de La Plata ha visto el surgimiento de nuevos espacios de gestión, producción y circulación artístico-cultural de carácter autogestivo. Estos espacios emergentes establecen relaciones diferentes respecto de las generadas en torno al aparato institucional estatal en el tipo de financiamiento, en la selección de obras y artistas, en la práctica de gestión y de producción de la cultura, y, en este sentido, toman la posta y llevan la delantera (López, 2013).
El presente trabajo se centra sobre el caso de La Catrina, galería de artistas, taller de arte y mercadito de obras.