Entre el 24 de agosto de 2016 al 7 de octubre del 2016, en el gobierno de Juan Manuel Santos, “Todos por un nuevo País”, se tomaron una serie de decisiones jurídicas en relación con el proceso de la Paz en Colombia, que impactó el rol de los humoristas gráficos, y afectó la construcción de realidad de la ciudadanía colombiana, en relación al proceso de paz, al plebiscito y al Nobel de Paz.
Colombia siempre ha sido un país de contrastes por su historia sociopolítica y conflicto armado y, del 2010 al 2018, en los dos periodos de Juan Manuel Santos (Prosperidad Social y Todos por un nuevo país), no fue la excepción; un tratado de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), que comenzó a negociarse a finales del año 2012 en la Habana, y que terminó en dos momentos cruciales; el primero, el 24 de agosto de 2016, cuando salió un anuncio por parte de las FARC y del Gobierno de Colombia donde ratificaba un acuerdo definitivo, que se firmó el 26 de septiembre de 2016 en Cartagena de Indias y el segundo momento, cuando se dispuso el plebiscito refrendatorio del domingo 2 de octubre del 2016, con el cual se consultó a la ciudadanía si estaban de acuerdo o no con el tratado de paz; este obtuvo un sorpresivo resultado, ya que, su mayoría (seis millones y medio de colombianos) dijeron NO, al acuerdo que se trabajó por casi cuatro años en la Habana, lo que trajo al parecer una división del país en su estructura democrática que no iba en concordancia con la intención de la firma del tratado de paz.
A ese escenario de polarización, se sumó, un Premio Nobel de la Paz, otorgado por la presidenta del Comité del Parlamento Noruego el 7 de octubre de 2016, cinco días después del NO a la paz de los colombianos, y para finales del 2018, terminando el mandato de Santos, se revive una era de violencia parecida a la década de los 80s, un atentado con carro bomba en una institución de policía dejando varios muertos y sembrando de nuevo el miedo en la sociedad, no obstante, en el mismo año, cuando se acabó el Gobierno de Santos, se rescataron los rankings que ubicaron a Colombia como el segundo país más feliz del mundo, entre las 55 naciones que mide la encuesta anual de fin de año realizada por Gallup, WIN y el Centro de Consultoría.
Todos estos hechos, motivaron a los dibujantes reconocidos de la caricatografía política y social en Colombia, como en los casos de Jairo Peláez Rincón “Jarape” y de Julio César González “Matador”, a ilustrar esas dicotomías que al parecer se vivían en el momento (en especial, durante el 2016, con la firma del acuerdo de paz, el plebiscito y el Nobel de Paz) en dibujos propios de la caricatura critica colombiana, que empezaron a aparecer en medios de comunicación masivos y de carácter hegemónico en Colombia, como los diarios “El Tiempo” y “El Espectador”.