A lo largo de la entreguerras, los italianos fueron el grupo más numeroso entre los extranjeros instalados en Francia. Compuesto esencialmente de trabajadores manuales, este grupo incluía, también, un número considerable -unas decenas de miles- de refugiados políticos antifascistas de diferentes tendencias, entre los cuales se encontraban muchos militantes comunistas. Estos últimos representaban la fuerza política más implantada y la más activa en el seno de la inmigración "económica" italiana(1). En las páginas que siguen, nos interesaremos específicamente en estos militantes; refugiados políticos o salidos de la inmigración "económica". Las reflexiones aquí propuestas conciernen, especialmente, a sus relaciones con el movimiento obrero francés y al papel que éstas jugaron en el seno del comunismo francés e italiano. Empezaré por hacer rápidamente un balance del estado del conocimiento sobre este tema.