El presente trabajo se inserta dentro de uno más amplio que intenta aportar al análisis -y al debate- en torno del proceso de protesta social y radicalización política que se desarrolló durante los años '60 y '70 en la Argentina, cuando la sociedad pareció entrar en una etapa de contestación generalizada. A lo largo de dicho proceso es posible observar que, un lenguaje compartido y un común estilo político, fueron dando cierta unidad «de hecho» a grupos provenientes del peronismo, de la izquierda, del nacionalismo y de sectores católicos ligados a la teología de la liberación. Pese a la diversidad de los orígenes políticos, sus discursos y acciones resultaban convergentes en sus críticas al «sistema». Fue precisamente esa convergencia la que facilitó que fueran percibidos -y se percibieran- como parte del campo del «pueblo» y de la «revolución», y como una «amenaza» para los sectores dominantes. Desde nuestro enfoque, se asistía a la emergencia de una heterogénea y potente fuerza renovadora cuyo despliegue permite visualizarla como movimiento social a la vez que como actor político y a la que provisoriamente denominamos «Nueva Izquierda» (NI)