El artículo del doctor Pereyra, que reeditamos en este número, explora las conexiones entre las transformaciones sociales y el resquebrajamiento del orden conservador, a través del análisis de la reforma electoral de 1902.
En esta sección recogemos los testimonios de dos actores políticos que, desde posiciones diferentes, tuvieron un papel destacado en el proceso que posibilitó el avance de la democracia.
En primer lugar, la voz de Roque Sáenz Peña, uno de los notables del círculo político que detentaba el poder y al mismo tiempo, un miembro activo de la fracción oligárquica que impulsó la reforma del orden existente al punto de comprometerse activamente con la reforma electoral que obstaculizó la instrumentación del fraude y promovió la participación de la ciudadanía.
En segundo lugar, incluímos el diagnóstico del Partido Socialista a través de tres notas publicadas en La Vanguardia: la evaluación del dirigente socialista Manuel Ugarte sobre la ley electoral de 1902 y a continuación dos reflexiones, en el marco de la campaña electoral de marzo de 1904, sobre el comportamiento negativo del electorado y las razones del mismo.