El acto académico en la Facultad de Derecho, resultó singularmente interesante. Parafraseando al doctor González podría decirse que el auditorio vivió una hora espiritual: tanto hablaron al alma el magistral discurso del académico honorario recibido y la bellísima oración del académico titular doctor Díaz. Comenzó ante una concurrencia particularmente selecta, con el discurso de éste en nombre de la Facultad, discurso lleno de concepciones felices y de oportunas advertencias, vaciado todo él en el molde del más puro clasicismo. La concurrrencia expresó en todo momento la viva complacencia con que lo escuchaba y consagró al final el mérito de la obra con un aplauso significativo.