Estimadas y estimados, en el capítulo anterior exploramos la teoría del reconocimiento del otro de Hegel. Como vimos, se trata de una teoría fundamental para entender el debate contemporáneo sobre el reconocimiento y el menosprecio, así como sobre las diferentes formas de violencia simbólica y psicológica. De allí la importancia de estudiar esa filosofía con algún detalle.
Sobre todo, tuvo mucha influencia posteriormente la tesis hegeliana de la necesidad de una mediación para que la persona pueda conocerse a sí misma, que viene dada por la confirmación o el rechazo del otro. Es decir que para Hegel las relaciones de reconocimiento constituyen un juego de espejos, gracias al cual los seres humanos se reflejan mutuamente.
Por eso, Hegel sostiene que la relación de reconocimiento necesariamente debe ser recíproca, es decir, que una persona puede ser reconocida por otra si a su vez aquella la reconoce. En esta dialéctica compleja se hace posible la construcción de una autoimagen sana y de la percepción de las propias capacidades. Esta herencia de Hegel fue retomada ampliamente por varios filósofos en el siglo XX, entre ellos, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Alexandre Kojève. En el ámbito de la Filosofía Social fue particularmente importante el aporte de Charles Taylor, un filósofo canadiense que actualmente sigue produciendo contenido. De su teoría del reconocimiento del otro nos ocuparemos precisamente en este capítulo.