En el debate político sobre los problemas fundamentales vinculados a las transformaciones relativas a la nueva Europa, tanto en la Europa del Este, después de la caída del sistema comunista, como en la Europa occidental, obligada a confrontarse con los flujos migratorios provenientes del Sur y del Este, la definición del concepto de ciudadanía asume una importancia prioritaria, porque traza las posiciones de los "ciudadanos" y de las "ciudadanas" al interior de las grandes transformaciones políticas, institucionales y territoriales en curso.
Resulta necesario buscar una redefinición de este concepto mismo porque, en la crisis de confianza que inviste a las formas tradicionales de la representación política, las representaciones simbólicas de los contenidos de la ciudadanía no alcanzan más el consenso sobre el que se fundaban en el pasado.