El cultivo del lino desde la provincia de Buenos Aires fue introducido a la de Santa Fe, donde tomó gran desarrollo, sea a causa de la excelencia de sus tierras, como del clima; sucesivamente se extendió, a la provincia de Entre Ríos, por el Este, y a la de Córdoba por el Oeste. En cuatro provincias se halla actualmente bastante difundido, aunque no son las únicas que pueden producirlo, pues esta planta textil con semillas oleaginosas puede cultivarse sobre una parte considerable del territorio argentino. El cultivo del lino se efectúa en el país con el exclusivo objeto de cosechar la semilla, que se exporta casi en su totalidad. No se tiene en cuenta la fibra textil, que es quemada con la paja después de efectuada la trilla.