Numerosos propietarios cometen el error de conservar demasiado largos los piés de sus caballos. Muchos de estos son guiados por espíritu de economía: piensan que es superfluo hacer gastos de herrería mientras el caballo no haya usado completamente sus herraduras. Se ven así animales conservar la misma herradura durante dos ó tres meses y contraer claudicaciones de los miembros delanteros, que pueden atenuarse y hasta desaparecer recortando el vaso, pero que reaparecen inefablemente desde el momento en que este último toma de nuevo proporciones anormales. (Párrafo extraído del texto a modo de resumen)