Aunque las interpretaciones dominantes presentan al inicio de la guerra en la Península en 1950 como el momento en el que Corea comienza a ocupar un lugar en la agenda internacional de nuestro país, lo cierto es que el convulsionado rumbo político de la flamante república asiática, representó desde 1948, una oportunidad para que los observadores argentinos pudieran seguir e interpretar los acontecimientos en el Lejano Oriente en el marco de la Guerra Fría, mismos que serán examinados y descriptos por nuestros diplomáticos desde una privilegiada locación, China, y posteriormente a través de los reportes de la prensa.
Cinco expedientes recuperados del Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), no ofrecen ahora la posibilidad de discernir sobre las perspectivas que desde Argentina se tenían sobre Corea en la temprana segunda posguerra, y la importancia que entrañaba para el primer gobierno peronista la marcha de los acontecimientos en las antípodas del mundo, que habrán de desembocar en la contienda de 1950-1953.