De las nuevas tecnologías del género, entretejidas con la actividad económica y cultural, emergen nuevas expresiones de la feminidad, arropadas en un discurso político contra el machismo y sobre la equidad, y un número cada vez más significativo de mujeres incorporadas a la aspiración igualitaria y desafiando los límites reales de ingreso al mundo político y laboral.
El denominado “techo de cristal” se refiere al conjunto de conductas laborales y políticas que dificultan a las mujeres, tener acceso a los puestos de dirección; haciendo referencia a las barreras para avanzar, las cuales son difícilmente detectables. Esto se relaciona con el número de personas que hay en cada espacio en función del género, el diferente salario que perciben según el sexo, las disparidades para ir creciendo a nivel profesional.