Desde comienzos del siglo XX, la realización de un puente para vincular ambas márgenes del Río de la Plata comenzó a rondar por la cabeza de muchos funcionarios, técnicos e inversores uruguayos y argentinos. La continuidad en el tiempo de una idea en la que parece resonar permanentemente la sainstsimoniana fe en la gestación de un orden económico mas justo por efecto de la comunicación de los pueblos, es un dato por demás significativo en el devenir de las sociedades rioplatenses.