En uno de los criaderos de mayor importancia de la provincia de Buenos Aires, se había desarrollado desde algún tiempo atrás una enfermedad grave, mortal, con porcentaje considerable de pérdidas, al extremo que se hacía necesario cambiar los planteles, instalando el criadero nuevamente en condiciones de higiene irreprochable. El propietario de este criadero se dirigió a la Facultad solicitando el estudio de la enfermedad reinante.