Durante mi último viaje a la República de Corea, invitado para formar parte de un Programa de Liderazgo que desarrolla anualmente el Ministerio de Unificación, surgió la inquietud de pensar puentes entre América Latina y Caribe y la península coreana. La literatura específica se ha centrado mayormente en los vínculos de la región con la República de Corea (RC). Con lo cual, los vínculos con la República Popular Democrática de Corea (RPDC) han sido abordados periféricamente desde la academia.
¿Cuáles son los países de América Latina que mantienen o han mantenido en algún momento relaciones diplomáticas con la RPDC? En la actualidad, son pocos los países de América Latina que mantienen relaciones diplomáticas con Pyongyang y menos aún aquellos con sedes diplomáticas acreditadas en territorio norcoreano. Ciertamente, la importancia del vínculo con el gobierno de Pyongyang es periférico en las cancillerías de América Latina en general, con salvadas excepciones.
Nuestro objeto de estudio nace en esa problemática en particular: ¿cuáles son los condicionantes para el desarrollo de relaciones diplomáticas con ambos Estados coreanos desde América Latina? ¿Podemos hablar de una orientación latinoamericana hacia la problemática coreana? ¿Cuáles son las percepciones de las elites latinoamericanas sobre los vínculos con la República Popular Democrática de Corea (RPDC)? Para este objeto de estudio propusimos una metodología cualitativa, basada fundamentalmente en entrevistas, historias de vida, revisión de archivos diplomáticos, incluso estaba previsto un viaje a la RPDC para realizar un estudio de campo, pero la coyuntura de la pandemia mundial limitó mucho el acceso a fuentes de información. Cabe destacar que esta investigación se plantó en fases, cada una aborda estudios de casos concretos. En la primera fase, trabajamos las relaciones de Argentina y Brasil con la RPDC.