En la región del Río de la Plata, desde los orígenes del proceso de independencia, los sectores dirigentes e intelectuales desarrollaron un debate que tuvo por objeto la definición de las características culturales, sociales, políticas y económicas de la nación, ante la urgencia que suponía reemplazar la legitimidad de la monarquía castellana por otra soberanía que pudiera garantizar el orden social. Desde que los miembros de la Generación de 1837 ingresaron a la escena política, bajo el influjo del ideal nacional del romanticismo europeo, se abrió una polémica sobre cómo homogeneizar un colectivo social en un país con un extenso territorio y en el que confluían individuos y grupos con identidades y trayectorias sociales disímiles. Es a partir de este momento cuando la problemática en derredor de la identidad nacional adquiere propuestas culturales homogeneizadoras tendientes a inventar un principio de nacionalidad para el territorio del Río de la Plata y la población que lo habita.