En general, cuando se piensa en brecha digital se hace hincapié en la diferencia de posibilidad de acceder a Internet y de adquirir tecnologías de comunicación por parte de algunos sectores.
En este sentido, resulta clave entender qué es lo que hace que la brecha sea tal. Si reducimos la problemática a la diferencia entre quienes acceden a Internet, tienen una computadora o un teléfono inteligente o no, estaremos mirando apenas una parte del problema.
La problemática del acceso tiene una dimensión material, claro. Pero no es la única. Existen otras cuestiones que limitan o imposibilitan el acceso y están vinculadas a lo simbólico, a lo cultural. El uso de las tecnologías pone enjuego determinadas competencias, determinadas habilidades y saberes.