Los estudios sobre Benito Lynch hasta ahora realizados abarcan casi todos los aspectos de su obra menos los formales. Debido al carácter medularmente nativista de su creación, no es de extrañar que giren mayormente en torno a la autenticidad de su visión de criollo, con menoscabo de problemas de estructura, de técnica literaria y de estilo. A juzgar por estos comentarios, lo más feliz de su obra estriba en su condición de acucioso observador y de “escritor espontáneo”: el estudio sicológico del personaje campero, el fiel trasunto del medio ambiente y la capacidad para comunicarnos aquello que se ha denominado “la emoción rural”. El estilo, exteriorización del esfuerzo artístico consciente, parece ofrecer poco de interés. Es más: no falta un tonillo algo despectivo entre varios que prefieren pasar por alto el asunto de su expresión con alusiones a un cierto desaliño estilístico.