Las relaciones bilaterales entre países lejanos, geográfica y culturalmente, tienden a tener una dinámica un tanto compleja y discontinua. En ese sentido, la relación entre Argentina y la India no ha escapado a las generales de la ley.
Pero, a pesar de la escasa potencia que tuvo este vínculo durante gran parte del Siglo XX, existieron algunos elementos, como la neutralidad y el no alineamiento, que tendieron a identificar las agendas exteriores de Argentina e India durante ese lapso. Del mismo modo, en los últimos años, notamos un importante crecimiento de la agenda bilateral compartida entre ambos países, que se cristalizó con la elevación de la relación al grado de Asociación Estratégica, en febrero de 2019.
Lo interesante en este punto es que, mientras las prioridades, valoraciones e intensidades de la política exterior de Argentina con respecto a sus principales socios (incluidos los centros mundiales de poder más destacados -como Estados Unidos y Europa, Rusia o China- y los países de la región) ha variado considerablemente según el matiz y la orientación de los gobiernos de turno, en los últimos años la creciente vinculación entre Argentina y la India ha mantenido su centralidad y su carácter estratégico a pesar de los vaivenes políticos en nuestro país. En otras palabras, parecía estar “por fuera de la grieta”.