Hablar de la historia de un sector de actividad y de su colectivo de trabajadores alrededor del mundo plantea, como mínimo, pretensiosos desafíos. Sin embargo cuando nos referimos a una industria como la de la construcción y reparación naval, que opera en una escala internacional, involucrando su cadena de valor entre distintos países y estando íntimamente sujeta a los vaivenes de la economía y el transporte mundial, la perspectiva global deja de ser un capricho teórico para plantear su pertinencia heurística.
La historia global se inscribe dentro de las actuales reflexiones historiográficas sobre la globalización, imbricando lo global con lo local y adoptando una metodología que completa y desafía otras maneras de hacer historia. Desde esta perspectiva, el International Institute of Social History (IISH) de Amsterdam intentó reformular desde los años 80 la historia del trabajo frente a la emergencia de las teorías sobre el fin de la historia, y el desdén de los análisis centrados en la clase obrera como sujeto histórico privilegiado.