Cada vez más evidente y compleja se nos hace la trama de la juventud en la cultura. Una situación que, en el caso de la ciudad de La Plata, conjuga la vida universitaria con el dramatismo de la pobreza y la miseria. Un mapa sin referencias demasiado fijas, donde la juventud carga con los lastres de una estructura tremendamente injusta y con los rastros de otras identificaciones, como lo son las sexuales, las de género, las religiosas, las mediáticas, las del mercado, las políticas... Pero reducir la trama de las culturas juveniles a aquellas descripciones etnográficas que suelen celebrar sus prácticas y sus oposiciones, puede resultar una peligrosa trampa para los estudios culturales de comunicación.