El Victorial, obra de Gutierre Díaz de Games, reviste una significativa trascendencia por cuanto se despliega como un género que entrelaza diversos tipos de texto. Esta forma narrativa castellana del siglo XV permite penetrar el sentido textual en el proceso interdiscursivo que construye la afirmación de la identidad y la percepción de la otredad.
En este sentido, el motivo de los «honbres salvajes» en El Victorial plantea un asunto que requerirá más de un desvío y digresión, ya que está subsumido en una realidad mucho más amplia: la cuestión de la alteridad y las representaciones identitarias. Las andanzas de Pero Niño, el protagonista, se mueven continuamente entre presencias reales y fantásticas. Así como «otros» reales se encarnan en la figura de ingleses, franceses, musulmanes o judíos, la presencia de los salvajes se modela en el ámbito de lo fantástico.