En mi trayecto por la carrera de Grabado y Arte Impreso me he encontrado con un gran recurso que continué desarrollando, explorando y manipulando, y que actualmente podría decir que es el principal material con el que trabajo. Este recurso es el papel.
Quiero hablar del papel, no tanto como soporte, sino más que nada como materia en sí misma; una materia posible de ser trabajada y explorada si es aprovechada desde los diferentes recursos y posibilidades que brinda; un recurso que, más que un material, es casi la esencia de mi obra; el esqueleto, los órganos, los músculos y la piel que da vida a mis ilustraciones.
He descubierto que el papel posee ciertas características que me permiten utilizarlo, moldearlo y formarlo según las necesidades que la producción en sí misma requiera o vaya solicitando en el proceso de construcción y creación.
Hoy pretendo hablar y desarrollar un aspecto en particular con el que me encontré, conscientemente, después de muchos años de trabajo, pruebas e investigación: el volumen que el papel genera en mi obra. Para analizar y ejemplificar este concepto decidí tomar una obra realizada en collage, la cual forma parte de un conjunto de obras que componen un libro que ilustré recientemente, titulado “El diario de Milo”, y que está en vías de ser publicado [Figura 3].
Es importante aquí aclarar el carácter de “recorte” que tiene la obra a analizar, siendo que ésta es parte de una obra mayor, y que ha sido fragmentada con la única intención de ser analizada y utilizada de ejemplo.