Una de las características más notables de los últimos 20 años es la brusca irrupción del adolescente y del joven en la problemática socio-cultural. De acuerdo con Müller, a través de la historia la comunidad ha ido desarrollando distintas expectativas con respecto al niño y al adolescente. “En todos los tiempos, a lo largo de los 800 mil años de existencia de la humanidad el hombre ha nacido, ha crecido hasta hacerse adulto, ha fundado un nuevo hogar y ha criado a sus hijos antes de envejecer y morir. Pero la infancia ha tenido un estatuto muy distinto en la sociedad y ese estatuto es el que se modifica con rapidez en las modernas sociedades industriales” . Todavía en 1886, la Alianza Internacional de los Trabajadores consideraba como un progreso y una tendencia legítima y razonable de la industria moderna el fomentar la colaboración de los adolescentes y niños de los dos sexos en el gran movimiento de producción social, aunque el reinado del capital hizo de ella una abominación. “En una sociedad racional, cualquier niño desde los nueve años debe ser un trabajador productivo”.