Me propongo en este artículo referirme a las relaciones conflictivas entre la familia y la juventud. Interesa aquí, la familia corriente, de salud mental promedio y sus hijos en edad adolescente y juvenil, aunque me permitiré a veces, recurrir a material de familias que se asisten psicoterapéuticamente para ilustrar más claramente la dinámica de los conflictos. Se dejarán de lado los componentes “pacíficos” o los profundos lazos afectivos durables o aspectos consolidados de la relación entre padres e hijos, considerando que de la estrechez y armonía de los vínculos que se hayan establecido previamente dependerá la cualidad de la relación que sobreviva, una vez lograda la independencia personal de los hijos.