Cuando nos encontramos frente a temas como los que aborda el presente volumen, de una naturaleza e implicancias tales que los convierte en preocupación centrar de intelectuales y científicos sociales (quizás desde unaperspectiva a menudo orientada a la búsqueda de nuevas fórmulas de integración de los agentes sociales del conflicto), creemos percibir en ello un indicador claro de que el ejercicio del poder comienza a verse bloqueado por fenómenos cuya esencia no se alcanza a percibir y que requieren, por lo tanto, un tratamiento específico por parte de políticos y especialistas. Decenas de trabajos destinados al análsis de fenómenos sociales tales como “el mayo francés”, el “cordobazo”, el desarrollo de las “organizaciones armadas”, la reacción estudiantil a nivel mundial y /u otros acontecimientos que escapan al tratamiento político, como el “hippismo”, las prácticas de drogadicción extendidas sobre ciertos sectores de la juventud o la llamada “revolución sexual”, etc., parecieran avalar nuestra hipótesis.