Muchos fenómenos de la cultura que consumen y a veces producen los jóvenes actuales tienen proyección universal. Eso ha llevado a algunos autores a hablar de una civilización parcial propia de la juventud, en la medida en que una dosis de autonomía y conciencia de grupo identifica a sus integrantes y los exime de orientar sus valoraciones por aproximación a las de los adultos. Aunque esa dosis de autonomía es relativa, ya que no se funda en valores económicos, religiosos, políticos, etc., exclusivos de la juventud (salvo en el caso de las comunidades hippies), también es cierto que en comparación con generaciones anteriores los jóvenes de cada vez más sectores de la sociedad actual disfrutan de una tolerancia por parte de sus mayores que les permite desarrollar formas propias en materias como las relaciones personales, diversiones, vestimenta, música y lenguaje.