La universidad argentina, ya lo sabemos, está siendo sacudida desde mucho tiempo por un agudo proceso de enfrentamientos internos que están alcanzando, quizá, niveles tan elevados como los que dieron lugar, con otro contenido, a la aparición del movimiento reformista de 1918. Como en esa ocasión histórica su protagonista principal vuelve a ser hoy el movimiento estudiantil. Sin embargo, los objetivos, los métodos y las posibilidades de realización que tienen los estudiantes de la Universidad actual en nada se parecen a los postulados que heredó, por más de 50 años, de aquella circunstancia histórica. Remarcar las causas de esas profundas diferencias es el objetivo de este trabajo. A muchos parecerá esta afirmación un tanto exagerada o por lo menos apresurada. Pero, a poco que se reflexione sobre el significado y las consecuencias de la acción estudiantil, se verá que con su propia dinámica cuestionadora amenaza desbaratar las formas de organización que todavía sostienen a la enseñanza universitaria.