La pandemia declarada en el año 2020 por la propagación de un nuevo coronavirus, el SARS- CoV-2, generó una situación en extremo preocupante desde el punto de vista sanitario a nivel mundial. Sin embargo, provocó un momento de disrupción en los sistemas educativos de todos los niveles y en todo el mundo, los cuales debieron adoptar, sin ningún tipo de planificación previa ni preparación, la modalidad remota para continuar con el proceso educativo. A partir de este momento, y paulatinamente conforme la preocupación por la pandemia comenzó a disminuir, junto con la disminución del número de muertes y el avance de la vacunación, propició un proceso de reflexión que permitió abordar la discusión sobre el modelo netamente transmisivo instituido en la mayoría de los sistemas educativos y dar lugar a estrategias de enseñanza y aprendizaje que pongan al estudiante en el centro del proceso.
En este marco, tomaron mayor fuerza las denominadas metodologías activas de aprendizaje. En particular, existe un modelo pedagógico dentro de este conjunto de metodologías denominado de aula invertida o flipped classroom, cuya idea básica consiste en promover que el alumno trabaje por sí mismo y fuera del aula los conceptos teóricos a través de diversas herramientas que el docente pone a su alcance y el tiempo de clase se aproveche para resolver dudas relacionadas con el material proporcionado, realizar prácticas y abrir foros de discusión sobre cuestiones controvertidas.
En este trabajo, a partir de la sistematización del marco conceptual del modelo pedagógico de aula invertida y el abordaje de una experiencia particular, se introduce una propuesta de organización y planificación de un curso para el aprendizaje de programación en el ámbito universitario bajo el paradigma de metodologías activas de aprendizaje.