Como se sabe, Néstor Ponce enseña literatura en la Universidad de Angers desde hace varios años y trabaja como asesor en las Editions du Temps. Es igualmente autor de numerosos artículos sobre la literatura latinoamericana y la cultura en general, así como de varios libros de ensayos. Pero aquí lo que va a retener nuestra atención no serán sus actividades críticas ni su labor de poeta (publicó en 1981 un poemario titulado Sur), sino su quehacer novelístico, y más precisamente su segunda novela, La bestia de las diagonales. Finalista del Premio Planeta 1998, este texto de corte policíaco se sitúa, por muchos conceptos, dentro de la línea de la novela anterior El intérprete, resurgiendo en él personajes y ambientes truculentos vinculados a la historia argentina del fin del siglo 19, a la par que interrogaciones ideológicas y metaficcionales a las cuales no podrá permanecer ajeno el lector, pieza determinante en este lúdico manejo de los signos y códigos, que bien parece constituir, en última instancia, el objetivo por excelencia de la novela.