El siguiente trabajo tiene su origen en una serie de encuentros fortuitos: la lectura simultánea de las Notas sobre literatura de Theodor Adorno, de El río sin orillas de Juan José Saer, y de una intervención pública de éste último, en la que mencionaba la concepción del ensayo planteada por Adorno en su artículo "El ensayo como forma". Dicha mención por parte de Saer nos convenció de la pertinencia de una lectura de su "Tratado imaginario" en clave adorniana. Se trata, además, de un libro cuyo género no respondía a las preocupaciones formales de Saer respecto de su escritura, por lo que implicaba cierta resistencia en él. Intentaremos demostrar que Saer no hace más que repetir, casi como si se tratara de una obstinación, la forma de su escritura literaria, y el programa que ella implica.