La actitud de Margaret Cavendish puede definirse como vanguardista y audaz. Ella decidió mantener un perfil alto como filósofa aun siendo consciente de sus propias limitaciones: que no conocía lenguas como el latín y el griego ni era capaz de escribir siguiendo una estructura argumentativa lógica o empleando demostraciones matemáticas (PL Preface, 1.1). Sin embargo, decidió que quería dar a conocer sus opiniones sobre filosofía natural porque creía que eran originales y dignas de ser sometidas a la consideración del mundo intelectual. Lo vanguardista y audaz de su postura tiene que ver tanto con su concepción materialista de la naturaleza, que veremos a continuación, como con su crítica al método experimental, que revisaremos en el último apartado.