El Siglo XXI nos obliga a repensar conceptos, objetos y amenazas en materia de Defensa y Seguridad, así como también las herramientas y métodos con los que respondemos a estas nuevas amenazas.
Ante todo, es pertinente aclarar que este breve escrito no abrevará en lo que se conoce como la corriente de securitización, de la escuela Barry Buzan, Ole Waever, Japp de Wilde y Lene Hansen (1998; 2009), en la que nuevos temas y sujetos entran a la agenda de seguridad (obteniendo así novedosos conceptos como seguridad alimentaria o seguridad medioambiental). Por el contrario, este artículo se enfoca en la agenda de seguridad tradicional, esto es, aquella que tiene el foco puesto en la guerra y las amenazas militares “convencionales” (Walt, 1991), pero lo hace adoptando temáticas, objetivos y desafíos propios del nuevo milenio.