Una de las figuras literarias que reaparece de manera casi obsesiva, a través de los tiempos, quizás sea la figura del traidor. Predilecta por distritos autores, estéticas y géneros, el traidor es uno de los personajes del melodrama popular, del bolero, del tango, de la ópera, y de escritores como Borges. Entre esas diferencias discursivas se dibuja un trayecto en el que es posible historizar sus formas de representación y la revelación de sus secretos: las amenazas, los fantasmas, los terrores y conjuros de los escritores y de una época, aparecen con distintos matices que delatan no pocas veces cuál es la cara del traidor.