Muchos invertebrados viven en asociación con otros animales o plantas. A este tipo de relación se la denomina simbiosis. Desde 1879, se describe a esta asociación como “organismos diferentes que viven juntos” (Brusca y Brusca, 2005 p. 15). En la mayoría de las relaciones de simbiosis existe un organismo mayor (el hospedador) que proporciona el ambiente (por ejemplo, su cuerpo) en el que vive el organismo más pequeño (el simbionte). Puede haber relaciones simbióticas transitorias y otras pueden ser más o menos permanentes. Hay simbiontes oportunistas (facultativos) y otros que no pueden vivir sin su hospedador (obligados). Hay distintos tipos de simbiosis: el parasitismo, en el que el simbionte (parásito) se beneficia a costa del hospedador; el mutualismo, o asociación en la que se benefician tanto hospedador como simbionte; y, por último, el comensalismo, asociación en la que el daño o beneficio no es aparente (Brusca y Brusca, 2005).