Las imágenes son flores del estilo. Surgen cuando la sensibilidad acierta con la expresión. Extraerlas de una obra literaria, es reunir arquetipos de belleza esencial. Apresada en fichas, esta belleza pierde, como es lógico, algo de su frescura. Toda imagen tiene un contenido espiritual que rebasa el límite de los vocablos. Recortada, ingresa en el muestrario sin el éter que la rodea. Supongamos una irisada colección de mariposas. Cuidó el coleccionista de no arrebatarles el polvillo refulgente y sutil; pero ya no viven. Evoque la fantasía reconstructora, en lo posible, la vida móvil, el jardín tropical, la luz poderosa del paisaje ausente. Las imágenes no son un vano adorno: sirven para subrayar situaciones. Enrique Larreta suele anunciarlas por medio de alguna voz sugestiva; en suma: prepara el hallazgo. Justifícalas, otras veces, con algún hecho posterior. La gloria de don Ramiro es novela en que abundan considerablemente las imágenes.