En las últimas décadas del siglo XX, con el hito de la caída del muro como divisorio histórico, el mundo ingresa en una etapa que nos ubica en un contexto de mayor intervinculación nacional, tanto cuantitativa como cualitativamente. Este contexto, denominado proceso de globalización, determinó la necesidad de impulsar instancias de integración regional, como el MERCOSUR, a modo de estrategia común frente a las notables diferencias entre los distintos actores mundiales. Así, se acentuó la conformación de un nuevo escenario internacional, que incide y condiciona inevitablemente la realidad interna de las naciones, hasta en su composición social. En este marco, resulta imprescindible abordar y sostener o- tras estrategias que favorezcan las condiciones de vinculación internacional de nuestro país, como así también que contemplen el resguardo de su composición social con criterios de mayor equidad. El eje Educación-Conocimiento pretende definir el nuevo sistema de poder en el mundo, por lo que no sólo constituye un derecho inherente a la condición humana, sino que hoy también adquiere un contenido estratégico.
Nuestro Estado y las instituciones públicas no han terminado aún de sacudir el polvo del muro derrumbado. Hoy, desdibujados, ausentes e indagando sobre su propio rol, asisten a la crisis del neoliberalismo; es decir, vamos en un furgón de cola padeciendo las consecuencias de los finales de cada etapa, sin haber podido gozar de los "beneficios originales" de las mismas.
Hoy EE.UU. impulsa una mayor intervención del Estado frente a los acontecimientos de empresas como Enron o WorldCom, con el objeto de corregir rápidamente lo que se ha dado en denominar "capitalismo bandolero". ¿Obtendrán los resultados esperados? Ante la vertiginosidad de las transformaciones, no parece existir espacio para la inacción, o para la inercia que reproduce modelos del pasado. Por el contrario, aparece inevitablemente la responsabilidad colectiva de una construcción social que, valorando la experiencia histórica, tenga sus bases en valores comunes como la solidaridad, la justicia, la libertad, la paz, entre otros.
En esta construcción social y en el futuro al que se arribará, es donde debe tener y tiene un rol fundamental el Estado, las políticas públicas y el quehacer de las instituciones públicas y privadas.